Los primeros televisores que se pueden considerar comerciales fueron de tipo mecánico y se basaban en un disco giratorio, el disco de Nipkow, (patentado por el ingeniero alemán Paul Nipkow en 1884)
que contenía una serie de agujeros dispuestos en espiral y que
permitían realizar una exploración "línea por línea" a una imagen
fuertemente iluminada. La resolución de los primeros sistemas mecánicos
era de 30 líneas a 12 cuadros pero fueron posteriormente mejoradas hasta
alcanzar cientos de líneas de resolución e inclusive incluir color.
La televisión mecánica fue comercializada desde 1928 a 1934
en el Reino Unido, Estados Unidos, y Rusia. Los primeros televisores
comerciales vendidos por Baird en Reino Unido en 1928 fueron radios que
venían con un aditamento para televisión consistente en un tubo de Neón
detrás de un disco de Nipkow y producían una imagen del tamaño de una
estampilla, ampliado al doble por una lente. El "Televisor" Baird estaba
también disponible sin la radio. El Televisor vendido entre 1930 y 1933
es considerado el primer televisor comercial, alcanzando varios miles
de unidades vendidas.
El primer televisor totalmente electrónico (sin elementos mecánicos para
generación de la imagen) con tubo de rayos catódicos fue manufacturado
por Telefunken en Alemania en 1934, seguido de otros fabricantes en Francia (1936), Gran Bretaña (1936), y Estados Unidos (1938).
En la década del 70, los televisores en color fueron ampliamente
difundidos y empezaron a comercializarse en los países desarrollados. La
premisa de compatibilidad con los sistemas monocromáticos permitió que
ambos tipos de televisores convivieran de forma armoniosa hasta nuestros
días.
Se han desarrollado también sistemas de representación en 3D (tres
dimensiones) y mejoras en el sonido. Los televisores llegan a poder
mostrar varias imágenes o contenidos diferentes a la vez en sus
pantallas y a poder realizar grabaciones de contenidos sin necesidad de
elementos externos.
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